La conversación es el punto
inicial de nuestro encuentro, nos indica que una vez más lo hemos logrado,
unimos el tiempo y el espacio disponible, sabemos que lo que viene después vale
la pena, lo vale. No hay nada sentimental
en nuestra reunión, quizá eso la hace tan atractiva, la pasión, el deseo es la
única razón, el motor, el que provoca que mi cuerpo pida el tuyo, con
profundidad, casi necesitándolo.
Nuestros labios toman la
iniciativa, tu boca comienza a humedecer poco a poco mis labios, mi cuello, mientras
mi vagina comienza a humedecer su zona señalada, tus manos comienzan a recorrer
lentamente mi cuerpo, mis piernas, mis caderas, mis senos, que ahora se
encuentran atrapados entre tus manos, me gusta, lo disfruto, mi cuerpo comienza
a acalorarse a pedir resta de ropas y suma de intensidad.
Mi blusa ha desaparecido en la
oscuridad, besas mi pecho con intensidad, puedo ver en tus movimientos, en tus
besos lo mucho que te gustan, a ellos les gustas también. Ahora sé que también
quiero algo que tocar, me deslizo por tu pecho, doy un paseo por tu espalda y
regreso a tu ombligo, me deslizo un poco más y lo encuentro, húmedo, erecto, en
su momento más viril del día, lo sujeto decidida, mientras lo acaricio suavemente, exigiendo al
tiempo la desnudez absoluta.
A este punto, ya lo hemos
logrado, nuestros cuerpos desnudos, tú encima de mí, en la forma que más me
agradas, completamente desnudo, no comienzo a pensar cuando comienzas a hacer
un recorrido nuevo por mi cuerpo, esta vez llegas más lejos, unos centímetros
debajo de mi ombligo, húmeda, deseosa y hasta un poco desesperada, ya puedo
sentir tu boca, tu lengua recorriendo cada centímetro de esa piel, la humedad
es casi irresistible, mi cuerpo, yo, te pido entrar, quiero tenerte dentro de
mí, los movimientos inconclusos, rebeldes, exigentes y poco coordinados de mi
cuerpo te lo piden.
Entras suavemente, poco a poco,
sin mucho afán, puedo sentir cada movimiento, como entra, mi cuerpo se abre, se
expone a ti, lo disfruta. Nos revolcamos sin miedos en un pedazo de colchón,
buscando mil maneras de sentirnos más, mejor, en caso de que sea posible. Puedo
sentir cada vez que entra, cada vez que sale, lo disfruto sin remordimientos,
no existe nada alrededor, solo tú y yo, solo nuestros cuerpos. Me concentro en el disfrute, no lo había
sentido así antes, nunca, te busco en la oscuridad para verificar tu disfrute,
puedo verlo en la expresión de tu cara, lo disfrutas como yo. De repente, todo va más rápido y solo logra
hacerlo más excitante, mi cuerpo también trabaja, solo muestra que él también
lo desea intensamente, que le gusta, que me gusta.
Llega el advertido final, y no
solo estoy satisfecha, mi cuerpo solo necesitaría un par de minutos para desear
más, pedir más. No sé si podré esperar hasta el próximo momento, quizá tenga
que ilustrarlo en mi pensamiento mientras me tocó lentamente, aún así tú me
humedecerás, tú en mi cabeza, y guardaré conmigo las ganas de estar nuevamente
en tu cama.
Lenguaje bien utilizado, directo pero a la vez sutil, y lo mejor es que es lo suficientemente descriptivo como para llevarte a imaginar la situación.
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ResponderEliminarJuli Desempolve mi blog para comentarte
ResponderEliminareste tipo de textos para que tengan merito tienen que tener la capacidad de transportarte y recordate momentos asi en tu propia vida y eso lo cumple Totalmente... Ta inspirada la niña! Muy chevere tu texto!